Hablamos de La maravillosa Sra. Maisel y su supervisora musical: Robin Urdang
- enlabutacamorada
- 8 may 2020
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 23 jun 2020
Como ya mencionamos en nuestra pasada entrada esta semana nos centraremos en hablar sobre la magnífica banda sonora musical de la serie La maravillosa Sra. Maisel (2017-) e introduciremos el concepto de supervisión musical, ya que está formada en su mayoría por música preexistente. Actualmente, la serie creada por Amy Sherman-Palladino, también guionista de Las chicas Gilmore, cuenta con tres temporadas, y ya en su año de estreno ganó el Globo de Oro a la mejor comedia.
La maravillosa Sra. Maisel narra la historia de Midge Maisel, interpretada por Rachel Brosnasahn, una joven neoyorkina judía de clase alta que, tras una serie de altercados, acaba siendo abandonada por su marido y se introduce en el mundo del showbusiness comenzando una carrera como cómica para convertirse en una estrella del humor. Nuestro empoderado personaje de Sra. Maisel está inspirado en Joan Rivers, monologuista de la llamada stand up comedy, con incursiones de otras cómicas y artistas del musical como Lucille Ball o Moms Mabley.
Ambientar la serie en los años 50 ha resultado un efectivo arte visual y auditivo: flamantes vestidos, actitudes propias del pasado, detalles de la ciudad y una banda sonora musical que nos transporta a ese Nueva York de inmediato. Sería imposible ver esta serie con los oídos tapados ya que, además de incrementar la narración, las canciones que van apareciendo aportan nuevas significaciones basadas en el humor y en la emotividad. Son pocos los productos televisivos actuales que consiguen que una banda sonora musical adquiera un papel tan significativo en el producto final; adecuando a la perfección la elección de canciones según la situación emocional en la que se encuentran los personajes.
Este es uno de los principales objetivos a los que se enfrentan los supervisores musicales. Nos gustaría presentar esta profesión, ya que es un trabajo desconocido para la mayor parte del público y es sin duda crucial en una producción audiovisual. Según el mánager y consultor musical David Stopps un supervisor musical es “la persona que se encarga de dar con la música idónea para una película, producción televisiva, videojuego o un anuncio y de gestionar los derechos al respecto” (Stopps, 2015: 248). No existe una carrera o formación específica para convertirse en ello pero se exige un amplio conocimiento musical al mismo tiempo que es recomendable el conocimientos de economía y leyes. Hoy en día las plataformas de streaming son imprescindibles para este puesto de trabajo, ya que son muchas las horas que se deben invertir en descubrir nuevos artistas a través de YouTube, Spotify o Soundcloud. Es por esto que los expertos en este campo recomiendan a los artistas, o incluso aficionados, a subir versiones de canciones conocidas a estas plataformas, ya que se suele optar por incluirlas en proyectos donde el presupuesto no es muy elevado, al no poder asumir el coste de las versiones originales.
Fue en 2017 cuando por primera vez los premios EMMY, otorgados por la Academia de la Televisión, Artes y Ciencias, entregaron el premio Outstanding Music Supervision, cuya ganadora fue Susan Jacobs, por su trabajo en la serie de HBO Big Little Lies (2017-) y Robin Urdang en los años 2018 y 2019, por su labor en la aclamada comedia de la que estamos hablando en esta entrada.
La doble nominada al Emmy, Robin Urdang, ha participado como supervisora musical en proyectos de la talla de Call Me By Your Name, Suspiria, Younger, Extremely Wicked y un largo etcétera, producciones que gozan de una sensibilidad y un acierto musical innegables, que hacen de la unión entre imagen y música algo único. Además de ella, otras mujeres participaron en la musicalización de La maravillosa Sra. Maisel: Melyssa Hardwick como ejecutiva al cargo de la música, Annette Kudrak en la edición, Abby Greenberg, Scenery Samundra y Lindsey Taylor en la coordinación.
A lo largo de las temporadas la música sigue recorriendo el espectro emocional, desde la delicadeza presente en la voz de Billie Holiday mientras nuestra protagonista recorre las calles de Nueva York al ritmo de Autumn In New York, hasta las canciones más populares de los años 50. La segunda temporada comienza de la mano de la diva estadounidense por excelencia, Barbra Streisand, con Just Leave Everything To Me de Hello, Dolly! (Gene Kelly, 1969), mientras Midge trabaja en la centralita de la cadena del departamentos de lujo B. Altman. La toma se realiza sin cortes, se realiza una larga toma cada vez, de esta forma la música lleva a cabo la escena como si tratase de un número de baile. Desde los primeros capítulos ya encontramos la preferencia por los musicales clásicos, como A Wonderful Day Like Today de The Roar of the Greasepaint (Lesliee Bricusse y Anthony Newley, 1965) coincidiendo con la época de la narración.
No podía faltar la voz por antonomasia, Frank Sinatra, con canciones como Oh Look at me Now y How Fixed for Love?. También era imprescindible incluir un pedacito de Nueva Orleans: el blues. En esta ocasión escuchamos a Louis Prima con Five Months, Two Weeks, Two Days y a Nat King Cole con It’s Only a Paper Moon. Encontramos además las típicas agrupaciones como The Chordettes (Pink Shoe Laces), The Pied Pipers (Mairzy Doats) y The Mills Brothers (Nevertheless). Con ellos, los espectadores hemos conectado rápidamente a los temas que la serie trata, desde el racismo hasta el empoderamiento profesional de mitad del siglo pasado. Además, música de nueva creación fue compuesta por Thomas Mizer y Curtis Moore para la tercera temporada con un sonido que se mezclaba con la trayectoria de utilizar música de la época, dando como resultado el universo Maisel en el que mágicamente nos hemos sumergido.
Cuando la industria hollywoodiense dejó de apostar por las nuevas creaciones musicales y echó mano de la música creada, la figura del supervisor musical inició un proceso de estabilización en la pequeña y gran pantalla. Los éxitos populares comenzaron a invadir, bien como reclamo o como la humanización de los personajes, los productos audiovisuales, por lo que cada vez más proyectos requerían a buscadores de canciones. Es cierto que el añadido musical consigue facilitar la unión de escenas, pero el problema del uso de la música preexistente reside en la sincronización de imagen y sonido. Del cine, el papel del supervisor musical pasó a las series de televisión, lugar en efervescencia. Comprender las conexiones entre las diferentes modalidades que contribuyen en la narración de una historia es altamente útil para entender el proceso de concesión de derechos de la música y la toma de decisiones durante la producción.
La serie desprende en todo momento la esencia de la música que la conforma, para los creadores, Amy y Dan Sherman-Palladino, constituye por sí misma un personaje más. Es interesante mencionar un hecho que la propia Robin Urdang comentó a raíz del incremento de música en directo durante la segunda temporada:
“Cuando hay actuaciones en vivo la licencia es mucho más económica, ya que sólo pagamos por la publicación. La grabación en estudio no suele costar tanto como el master porque grabamos varias canciones en una misma sesión”. Seguro que la mayoría de los que estáis leyendo esto, al igual que nosotras, desconocíais esta serie de decisiones que los profesionales deben realizar, teniendo en cuenta el presupuesto del que disponen.
Al igual que en Fleabag de nuevo una mujer vuelve a ser protagonista en la ficción, desatándose de la encorsetada sociedad y llegando a ser un nuevo modelo de mujer para reescribir una narración real donde se reivindica a las primeras mujeres que, en contra del sistema patriarcal, propusieron nuevas metas y finales. Midge Maisel representa a aquellas mujeres que decidieron dedicarse a la comedia, un mundo exclusivo para hombres, en una época donde la sociedad las consideraba meras esposas y amas de casa, la acompañamos tras cada fracaso y disfrutamos con cada aplauso que recibe.
Si como nosotras sois unos apasionados de la música y moda de los años 50, el estilo y aura neoyorkino y estáis buscando una nueva serie que os alegre las noches en estos tiempos de confinamiento, no lo dudéis. Las familias Maisel y Weissman os harán reír con sus disparatadas conversaciones acerca de las tradiciones judías, descubriréis la vida en Nueva York pasando por el Upper East Side hasta un céntrico pub llamado Gaslight, regentado por Susie, donde nuestra encantadora protagonista os deleitará con los monólogos más ingeniosos que habréis oído jamás.
Os dejamos los trailers las tres temporadas para que podáis disfrutar de unos minutos de Midge Maisel y su maravillosa música:
Temporada 1: https://www.youtube.com/watch?v=fOmwkTrW4OQ
Temporada 2: https://www.youtube.com/watch?v=76bH1b9XreE
Temporada 3: https://www.youtube.com/watch?v=osNTNQxzsuI
Como dirían Midge y Susie: TITS UP! y a seguir, que del confinamiento se sale.
Claudia y Fátima
[1] Stopps, D. (2015). Cómo vivir de la música. Organización Mundial de la Propiedad Intelectual.
[2] La imagen que hemos utilizado de portada pertenece a la ilustradora Abby Winkler, que podéis encontrar en Instagram como @winkler_abby: https://www.instagram.com/winkler_abby/.
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